jueves, 30 de octubre de 2014

UNA TRAMPA PARA EL LADRÓN.



En nuestra clase, vuelven a darse conversaciones que reflejan la curiosidad y los intereses del grupo que hemos creado; en una de ellas, al comienzo del nuevo curso, retomamos algo de lo que ya habíamos hablado en el curso anterior y que nos preocupaba. Nos sentimos tan cómodos en el espacio que conforma el cole, que empezamos a hablar de la posibilidad de que alguien extraño y ajeno pueda irrumpir en algún momento, y nos preocupa.
De ahí, surge la idea de construir una trampa que nos ayude a sentirnos más seguros ante esta posible situación. Y somos capaces de enlazar esta nueva historia con algo que tiene que ver con nuestro pasado, y que puede ayudarnos en nuestro presente.
Recurrimos a los textos que creamos cuando queríamos construir una casa, y decidimos seguir los mismos pasos.



Todo nos queda más claro, y dándole valor a lo que conseguimos el curso anterior, comenzamos a trabajar; hablando de un posible “plan” nos damos cuenta de la importancia de acordar cuál será nuestra situación el día de la posible “visita indeseada”, y decidimos construir un escondite para nosotros y nosotras. Buscamos posibilidades por la clase, y cuando las ponemos en común, decidimos que debe reunir unas cualidades, para lo cual, será mejor construirlo; y en este proceso, recordamos cuando en el curso anterior, quisimos construir una tienda de campaña. Miramos el texto que anotamos y recordamos nuestros fallos para evitar cometerlos; la experiencia nos ayuda. Sobre la marcha, vamos modificando las ideas que teníamos al principio, y al final, nos quedamos con unas cualidades básicas que debe reunir nuestro escondite.
Sabemos que es importante decidir dónde colocar la trampa, para lo cual, vamos conversando y decidiendo; el mejor lugar será el patio, en concreto, en un árbol. Nunca antes nos habíamos fijado tanto en las cualidades de los que tenemos en nuestro cole. Tras debatir, llegamos a acuerdos y tomamos decisiones como el grupo que somos.
Al hablar sobre cuántos ladrones querremos atrapar en la trampa, surge un conversación sobre los números; números grandes y pequeños. Probamos a escribirlos, a nombrarlos, y nos damos cuenta de que para que un número crezca, tenemos que ponerle más números; somos capaces de escribir un número tan grande como nuestra asamblea. 
Ahora, toca hacer los planos antes de construir la trampa; también tenemos experiencia en esto, así que recurrimos a todos los materiales que tenemos del curso pasado y refrescamos la memoria (su utilidad, sus elementos, su interpretación). Y en esta borágine, empezamos a ser conscientes de que a nuestro alrededor, hay planos; buscamos por el colegio y nos quedamos con el de nuestra clase; lo interpretamos y además, nos apoyamos en él para conocer nuestra ubicación en el colegio y la salida de emergencia que tendremos que usar ante cualquier situación de peligro. Situaciones reales nos sirven para valorar la importancia y utilidad de todo lo que ocurre en clase, en este caso, los planos.
Para hacer el plano de nuestra trampa, cada niño y niña hace su propuesta y la explica al resto; buscamos el plano que mejor plasme lo que queremos construir y elegimos el de Ángela. 
Elegimos ahora los materiales, en función del tipo de trampa que queremos construir; elaboramos una lista entre todos y todas, y hablamos detalladamente de todos ellos. Apreciando de nuevo la ayuda que recibimos de las personas que nos rodean cada vez que la solicitamos, traemos a clase prismáticos y linternas, y experimentamos con ellos, dándonos cuenta de que los necesitamos para nuestro plan.
Un elemento que será imprescindible en la trampa, serán los elementos verticales, que en un principio decidimos que sean hierros, pero que después, los cambiamos por cañas, gracias a la experiencia de niños y niñas con los que también convivimos, en este caso, de la clase del maestro Enrique. Ellos ya han tenido experiencias con las cañas; las usaron para otro fin, saben dónde las podemos encontrar y deciden ayudarnos. Volvemos a solicitar la ayuda de nuestras familias para ir a buscarlas y una vez más, apreciamos lo acompañados que estamos en todo lo que hacemos.
Con las cañas en nuestro poder, se hace importante hablar de otros materiales, que hasta ahora no nos preocupaban; ¿cómo unir las cañas?. Recurrimos a nuestra experiencia para proponer nexos de unión; los probamos en pequeño grupo y vamos comprobando si nuestras hipótesis consiguen nuestro propósito. Seleccionamos los que funcionan e incluso, traemos otras opciones de casa; justificamos la elección final, y ahora que sabemos que usaremos cuerdas, es el momento de probar si las que tenemos, funcionan o no. Aquí, volvemos a ver la enorme diversidad que hay en nuestra clase; los niños y niñas se organizan como quieren y en el patio, cada grupo "prueba" su cuerda como quiere.
Y ya cuando tenemos claro que las cuerdas son ideales, es el momento de buscar de qué forma usarla con las cañas; volvemos a organizarnos en pequeños grupos y cada grupo, lo hace a su manera, recogiéndolo por escrito para después compartirlo con los demás.
Tenemos que seguir investigando, probando, experimentando y avanzando; queremos un botón para la trampa y esto, nos llevará a nuevos aprendizajes. Desde aquí, pedimos ayuda a todos y todas las que podáis visitarnos para hablarnos de botones, electricidad y funcionamiento de aparatos eléctricos.
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UNA TRAMPA PARA EL LADRÓN II. on PhotoPeach UNA TRAMPA PARA EL LADRÓN III on PhotoPeach UNA TRAMPA PARA EL LADRÓN IV on PhotoPeach

martes, 21 de octubre de 2014

JUEGOS DE MESA.

Todo lo que va ocurriendo en el aula, está relacionado, pues somos las mismas personas las que lo vivimos; nada se puede aislar, pues son experiencias que nos van enriqueciendo. A raíz de un juego que Sergio trajo de sus vacaciones, nos surge el interés por descubrir nuevos juegos y crear un nuevo espacio en clase para aprender a jugar a cosas nuevas. Traemos juguetes de casa, y nos encargamos de explicarles las normas de juego a los compañeros y compañeras; nos iniciamos en juegos diferentes, donde jugamos por equipos, respetando unas instrucciones y aceptando que, a veces se gana y a veces, se pierde. Además, cada juego nos permite trabajar un contenido diferente (conteo, clasificación, agrupamientos, formas geométricas, números,...)
Como ya tenemos experiencia en rincones, sabemos que se hacen necesarios materiales, tales como  los collares o el cartel. Hablamos de su utilidad, de sus elementos, y nos decidimos a construirlos. A lo largo del proceso, nos vamos enfrentando con situaciones que tenemos que ir resolviendo y que nos ayudan a buscar estrategias que nos servirán para diferentes situaciones. Además, por un lado, usamos instrumentos que ya conocemos, tales como el metro; y descubrimos otros que nos resultan interesantes, tales como la plastificadora o la taladradora.
La satisfacción del trabajo bien hecho, en equipo y con buenos resultados. ¡Lo hemos conseguido!


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PASADO Y PRESENTE.

Para reencontrarnos, se nos hace importante compartir con los demás, todo lo que ha ocurrido en nuestra vida a lo largo de los dos meses de vacaciones. Para ello, traemos a clase nuestras cajas, llenas de objetos dispares que tienen que ver con nosotros, con nuestras familias, con nuestro tiempo de descanso; los demás quieren verlo todo, se interesan por cada foto, por cada juguete, y cada uno de nosotros y nosotras dedicamos tiempo a explicarles, a contarles detalles, a presentarles a nuestra gente. Surgen conversaciones a raíz de todo lo que traemos: la playa, la natación, el campo, los viajes, los mapas, los folletos de lugares desconocidos,.... Todo esto nos enriquece, porque abre las puertas de nuestra clase a realidades lejanas.

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COMO SI EL TIEMPO NO HUBIERA PASADO...

Una vez más, los niños y niñas vuelven a sorprendernos por su capacidad de adaptación y su naturalidad para afrontar los retos. A pesar de que hemos estado más de 2 meses separados, a pesar de que apenas nos hemos visto en este tiempo, nuestro reencuentro ha sido de lo más sencillo.
Somos personas consolidadas ya como grupo, que vivimos infinidad de experiencias a lo largo de los 9 meses que duró el curso anterior; y estas experiencias, son las que nos unieron y nos permitieron encontrar nuestro lugar dentro del grupo. Todos fuimos imprescindibles, no podía faltar ninguno si queríamos conseguir nuestros propósitos.
Y todo esto, fue fácil de recordar en este primer día del nuevo curso; teníamos ganas de vernos, de empezar de nuevo, ahora ya como el grupo de 4 años A. Encontramos nuestro aula, ese espacio que va a hacernos sentir cómodos, relajados, en casa;. En la clase, descubrimos cosas nuevas, objetos que no conocemos; pero también nos reencontramos con nosotros mismos a través de las cajas que guardan nuestra historia, esa que escribimos en otro aula, pero que debe acompañarnos ahora, pues forma parte de nosotros.
El cambio de aula genera cambios en el día a día; nos interesa saber dónde estamos ubicados ahora, quiénes conviven a nuestro lado, arriba. En esta primera jornada, inspeccionamos todo eso, para ganar en seguridad, y esto nos sirve para afianzarnos como los nuevos habitantes de esta clase.
En días posteriores, y en un intento de relacionar nuestro pasado con nuestro presente, vamos acercándonos a fondo con nuestra historia, materializada en el contenido de las cajas; en ellas, nos encontramos con objetos cotidianos en nuestro día a día, como la bola del mundo o los percheros; materiales que utilizamos para resolver dudas, como las fotos de nuestras casas o los libros de consulta; creaciones propias con sentido para el grupo, como el huevo de avestruz o los textos que fuimos creando.
Pero nuestra historia también va a tener un presente, muy relacionado con el pasado de las personas que estuvieron antes que nosotros y nosotras en el aula; ellos nos han dejado un legado y decidimos aprovecharnos de ello. Casualmente, les ponemos cara muy rápido, pues nos hacen una visita fugaz para despedirse de su antigua clase. Abrimos armarios y vemos lo que nos pertenece y lo que hemos heredado, y con todo ello, vamos construyendo nuestra nueva clase; nuevas construcciones, nuevas actividades para el arte, nuevos cuentos y libros,...
Y para que este comienzo de curso sea acogido como una festividad, nos visita alguien cuya presencia, ya nos llena de emoción. ¡¡Un mago!! Disfrutamos de un espectáculo muy divertido y arrancamos el nuevo curso con ilusión y ganas. ¡Ya estamos aquí!

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