Pues bien, en la incorporación de un niño o niña al cole, la situación que se da, es muy parecida; personas desconocidas se conocen y parten de 0 para iniciar una relación muy estrecha. En un principio, el niño viene al cole "obligado", no ha sido una elección suya ni el Centro, ni la clase ni la seño; mi objetivo como maestra es conseguir que en poco tiempo, el niño y la niña quiera por voluntad propia, venir al cole. Para ello, es importante cuidar las experiencias que tienen en estas primeras semanas para que aprecien el aula como un espacio seguro y a mí, su maestra, como alguien en quien poder confiar. Transmitirles seguridad, y hacerles ver que el cole es un lugar de diversión donde pasan cosas interesantes que les motivan, donde pueden ser ellos mismos, donde su voz es escuchada y donde tienen el cariño que durante la mañana, no pueden recibir de sus familiares. Un espacio seguro, con muchas posibilidades y con personas en quien confiar.
La manera de enfrentarse a este reto depende de cada maestro o maestra, pero el objetivo siempre debe ser ese; en mi caso, ha sido importante acogerles, recibirles demostrándoles que son importantes, que me preocupan, que pueden contar conmigo. Y a partir de ahí, escucharles mucho para captar sus intereses, aprovechando todo aquello que les motiva para dar pie a situaciones de aprendizaje que nos han permitido conocer (el aula, el Centro, los maestros y maestras, las posibilidades) para sentirnos seguros y cómodos. Todo lo que suceda después, vendrá solo, en la propia convivencia del grupo; pero comenzar con buen pie, centrar la atención en lo importante y construir unos buenos cimientos en los que seguir poniendo ladrillos, es fundamental.
Ha pasado ya todo un trimestre y han sido muchas las experiencias que hemos ido compartiendo; todas ellas forman parte del saber compartido por nuestro grupo. Las tenemos muy presentes, y las usamos para seguir avanzando, partiendo de lo que ya hemos descubierto.
- Los colores del baño: a partir de comparar nuestro cuarto de baño con el del otro edificio, nos interesamos por encontrar los colores que le faltan al nuestro. Esto nos lleva sobre todo, a recorrer el colegio, conocerlo y sentirnos seguros en él.
- Construímos una cocina: la necesitamos para nuestro juego, que cada vez es más intencionado y premeditado. Lo hacemos con material de desecho y descubrimos las posibilidades que tienen las cosas que normalmente tiramos. Nos sentimos capaces, construyendo algo que necesitamos.
- Lectura de cuentos: nos acercan al lenguaje escrito, generan un momento de calma y magia donde el grupo se relaja y comienza a imaginar, y nos dan pie a hacer infinidad de actividades para trabajar la lectura comprensiva.
- Nuestro nombre propio: lo utilizamos desde el primer día en clase como medio para reconocer nuestra pertenencia al grupo. Forma parte de nuestra identidad y nos hace únicos y diferentes en el aula.
- El cine: nos produce curiosidad un lugar tan interesante y queremos ir. Hablando de ello, surgen conversaciones que dan pie a reflexionar sobre cosas tan asombrosas como el silencio, la oscuridad, los inventos, los caminos y el conteo.
- Las situaciones espontáneas, que tienen cabida en nuestro aula y que dan pie a aprendizajes con sentido y utilidad para nosotros y nosotras: el tamaño y el peso de una pluma en comparación con nuestro cuerpo, el descubrimiento del mismo a partir de nuestras huellas, el viaje de Omar que nos lleva a descubrir "el planeta de los sitios", el trabajo del papá de Aaron que nos lleva a hablar del trabajo de nuestros papás, el mapa de Marco que nos permite situarnos en el mundo y buscar otros lugares, el calendario de Victoria que nos lleva a hablar de números, los animales marinos y su tamaño en comparación con el camión del papá de Alejandra, la llegada de Inés, los piojos y los bichos.
- La organización del tiempo y el espacio, que vamos estableciendo entre todos y que nos dan una cierta seguridad; son rutinas coherentes con nuestra edad y espacios acordes a nuestras necesidades. Ambos, rutinas y espacios, van cambiando conforme lo vamos reclamando.
- La convivencia en el grupo y los acuerdos a los que vamos llegando para que todos y todas estemos mejor.
- La celebración de los días especiales, a veces en la intimidad de nuestro grupo y otras veces, compartiéndolo con el resto de las personas del Centro: cumpleaños, Halloween, el día de la Biblioteca escolar, día de la Infancia, la Navidad.
- El contacto con el entorno del que formamos parte y que nos ofrece infinidad de posibilidades; es por eso, que fuimos al campo de Alejandra y nos volvimos cargados de experiencias y aprendizajes.
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