Somos personas consolidadas ya como grupo, que vivimos
infinidad de experiencias a lo largo de los 9 meses que duró el curso anterior;
y estas experiencias, son las que nos unieron y nos permitieron encontrar
nuestro lugar dentro del grupo. Todos fuimos imprescindibles, no podía faltar
ninguno si queríamos conseguir nuestros propósitos.
Y todo esto, fue fácil de recordar en este primer día del
nuevo curso; teníamos ganas de vernos, de empezar de nuevo, ahora ya como el
grupo de 4 años A. Encontramos nuestro aula, ese espacio que va a hacernos
sentir cómodos, relajados, en casa;. En la clase, descubrimos cosas nuevas,
objetos que no conocemos; pero también nos reencontramos con nosotros mismos a
través de las cajas que guardan nuestra historia, esa que escribimos en otro
aula, pero que debe acompañarnos ahora, pues forma parte de nosotros.
El cambio de aula genera cambios en el día a día; nos
interesa saber dónde estamos ubicados ahora, quiénes conviven a nuestro lado,
arriba. En esta primera jornada, inspeccionamos todo eso, para ganar en
seguridad, y esto nos sirve para afianzarnos como los nuevos habitantes de esta clase.
En días posteriores, y en un intento de relacionar nuestro pasado con nuestro presente, vamos acercándonos a fondo con nuestra historia, materializada en el contenido de las cajas; en ellas, nos encontramos con objetos cotidianos en nuestro día a día, como la bola del mundo o los percheros; materiales que utilizamos para resolver dudas, como las fotos de nuestras casas o los libros de consulta; creaciones propias con sentido para el grupo, como el huevo de avestruz o los textos que fuimos creando.
Pero nuestra historia también va a tener un presente, muy relacionado con el pasado de las personas que estuvieron antes que nosotros y nosotras en el aula; ellos nos han dejado un legado y decidimos aprovecharnos de ello. Casualmente, les ponemos cara muy rápido, pues nos hacen una visita fugaz para despedirse de su antigua clase. Abrimos armarios y vemos lo que nos pertenece y lo que hemos heredado, y con todo ello, vamos construyendo nuestra nueva clase; nuevas construcciones, nuevas actividades para el arte, nuevos cuentos y libros,...
Y para que este comienzo de curso sea acogido como una festividad, nos visita alguien cuya presencia, ya nos llena de emoción. ¡¡Un mago!! Disfrutamos de un espectáculo muy divertido y arrancamos el nuevo curso con ilusión y ganas. ¡Ya estamos aquí!
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