Y como si las ideas del curso pasado siguiesen rondando
nuestras cabecitas, vuelve a surgir nuestra curiosidad por el cuerpo humano,
por cómo somos por dentro; aparecen preguntas y ya somos capaces de recurrir a
las fuentes para buscar respuestas. Los libros de la biblioteca, las maquetas
que hay en el colegio,…nos dan cuenta de nuestras posibilidades, pero también
de nuestras limitaciones. No sabemos descifrar todo lo que pone en los libros y
creemos que los mayores podrán ayudarnos; asociamos la edad con el aumento de
capacidades, y la visita de nuestros hermanos y hermanas mayores, nos ayuda a
apreciar el valor que tiene aprender a leer para acceder a la información que
nos proporcionan los libros.
El cuerpo por dentro, el cuerpo por fuera y los agentes
externos que influyen en él; los virus. Nos preocupa su tamaño, lo diminutos
que deben ser como para no poder verlos a simple vista, lo que nos lleva a
reflexionar sobre las cosas pequeñas; manipulamos y experimentamos con ellas, y
apreciamos sus cualidades, en forma de granitos y polvo. ¡Seguro que a nuestro
alrededor a montones de cosas diminutas!
A pesar de aprender sobre nuestro cuerpo, nos sigue
sorprendiendo y horrorizando a partes iguales, lo que nos ocurre cuando nos
hacemos “pupa”; la sangre llama nuestra atención y hablamos sobre los tubos que
la transportan por todo nuestro cuerpo. Tubos finitos que sólo pueden albergar
cosas pequeñas; tubos que a veces, se rompen cuando nos pinchamos y empezamos a
sangrar. Buscamos la forma de entender este proceso y apreciamos cómo un
líquido fluye por un tubo y cómo esa corriente, se dispersa cuando lo
agujereamos; usamos una manguera, un grifo con agua y unos punzones para
pincharla y volvemos a intentar representar lo que hemos vivido, el movimiento
de los chorros que vamos consiguiendo al agujerear el tubo. Asumimos que
tenemos sangre por todo el cuerpo, y que por eso, sangramos por nuestras
heridas, estén donde estén.
Cinco litros de sangre albergados en nuestro cuerpo; una
cantidad que nos cuesta entender, ya que para nosotros y nosotras, el 5 se
representa casi siempre con los 5 dedos de nuestra mano. Pero, ¿cuánto son 5
litros?; usamos botellas de plástico de 1 litro llenas de agua y experimentamos
con su contenido, trasvasando el agua de unos recipientes a otros, apreciando
que aunque lo hagamos, siempre existe la misma cantidad de agua, viviendo las
sensaciones de un líquido que se derrama, se expande, se nos escapa entre los
dedos, nos moja.
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