jueves, 13 de marzo de 2014

LAS SOMBRAS SE MUEVEN.

Ahora que, a través de nuestras experiencias, tenemos la certeza de que en un día soleado, todo tiene sombra (al menos, si le da el Sol), decidimos seguir profundizando en un tema que nos sigue llamando la atención. Volvemos a ponernos en contacto directo con nuestra sombra y volvemos a confirmar que todo, incluso los juguetes que traemos de casa, tiene sombra; pero algo curioso está a punto de suceder, y es que, intentando colocarnos formando un círculo, apreciamos que algunos niños y niñas tienen su sombra delante, pero otros la tienen detrás. Empezamos a argumentar, a crear ideas en función de lo que ya sabemos; se nos ocurre, asociar este fenómeno con el tamaño de nuestro cuerpo. Pero en un intento de "rizar el rizo", comenzamos a movernos en corro y todo cambia; nuestras sombras se han movido. Nos damos cuenta de que la teoría que teníamos, era errónea, y que algo más influye en este movimiento. Marcelo aprecia que si nos colocamos mirando hacia un lugar concreto del patio, la sombra siempre permanece delante, aunque nos movamos; pero si nos colocamos mirando hacia el lado contrario, la sombra siempre permanece detrás.
Lo comprobamos, es una idea que parece acertada; nos damos cuenta de que nuestro compañero está en lo cierto. La posición de nuestra sombra depende de nuestra propia posición, pero ¿respecto a qué?; sabemos que el Sol tiene mucho que ver en todo esto, pero ahora no nos interesa meternos de lleno en ese tema. Para no olvidarlo, lo recogemos en un folio, y en ese momento, surge una conversación llena de sentido sobre cómo dibujar una sombra que está detrás de un cuerpo o en qué posición colocar el Sol.
Continuamos nuestro diálogo entendiendo que cualquier luz es capaz de crear sombras, no sólo el Sol; para ello, necesitamos oscuridad y usamos luces artificiales, como un proyector, que nos permite jugar con nuestra sombra y apreciarla en vertical. Vemos reflejadas nuestras cualidades, esas que nos hacen diferentes a todos los demás, y jugamos a experimentar, a movernos, a disfrutar.
Y conocemos otras luces artificiales con las que también podemos ver sombras en la oscuridad; luces que son menos potentes que el proyector y que requieren de una oscuridad tal, que buscamos por el colegio espacios oscuros. Apreciamos la luz que entra por las ventanas, la que podemos apagar con el interruptor, la que casi no apreciábamos por ser diminuta; y cuando estamos totalmente a oscuras, vemos que la linterna también genera sombras.
Descubrimos diferentes posibilidades para llegar a un mismo fin; intentamos con ello abrir la mente del niño y de la niña, darle diferentes enfoques y alternativas. Acostumbrarle a pensar de manera divergente, no cerrándose en una misma idea, sino dejando paso a otras que van llegando a través de nuestra experiencia.


LAS SOMBRAS SE MUEVEN. on PhotoPeach


3 comentarios: