domingo, 1 de junio de 2014

ENLAZANDO IDEAS.

Es increíble la capacidad que tenemos de relacionar unas ideas con otras; a través de conversaciones, vamos uniendo diferentes temáticas, y nos damos cuenta de que todo está conexionado. Esto nos permite llegar al verdadero conocimiento, ese que no se segmenta en disciplinas, sino que es práctico y funcional, y nos ayuda a desenvolvernos en el mundo.
El Sahara nos llevó a hablar de nuestras propias casas; y nuestras casas, nos llevaron a hablar del colegio. Revisando todos los elementos que tienen nuestras casas, empezamos a hablar del timbre; reconocimos su utilidad, sus posibles formas y la necesidad de tenerlo. Pero también hablamos de otras opciones; si no tenemos timbre, podemos llamar golpeando la puerta. Comprobando esta posibilidad, nos dimos cuenta de que la intensidad del sonido depende de la distancia en la que nos encontremos; si nos colocamos junto a la puerta, escuchamos el golpe, pero si nos alejamos, dejamos de escuchar. Buscamos lugares lejanos a la puerta de nuestra clase, y llegamos hasta el más lejano, la calle; desde allí, no podemos escuchar la llamada de Ángel Minuesa.
Pero, ¿y nuestro cole? Si estamos dentro, necesitamos tener un timbre si alguien viene; el primero de los timbres nos lleva a Marchena, quien nos enseña otros timbres del colegio. Esto nos sirve para conocer cada vez más a fondo, nuestro Centro, un lugar en el que pasamos muchas horas juntos y que cada vez más, consideramos como nuestro.
Y hablando también de nuestras casas, nos enfrentamos a elementos que no conocemos; la imaginación propia de estas edades, a veces nos lleva a inventar respuestas ante lo desconocido. Muchas viviendas tienen puertecitas en las fachadas, ¿qué son? Vamos desechando propuestas hasta que damos con una que a todos nos parece buena, y ésta nos lleva a conversar; "son agujeros donde viven los bichos". Hablamos de bichos, de picaduras, de animales, de criaturas reales y otras no tanto, de antídotos,...
Volviendo a la realidad que en ese momento tenemos más cerca, nos preguntamos si en el cole habrá agujeros de ese tipo; acordamos sus cualidades (cuadrados y con diferentes tamaños y colores). Entonces, vamos descubriendo que nuestro patio está lleno de agujeros de ese tipo, pero no podemos abrirlos; encontramos uno que nos permite ver qué hay debajo del suelo del colegio: tierra. Empiezan las hipótesis sobre si por todo el colegio ocurrirá igual, para qué servirán entonces estos agujeros,... Dudas que a veces, se quedan en el aire; otras, vamos respondiendo con nuestras experiencias.

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