domingo, 24 de noviembre de 2013

¡CONCRETANDO!

¡No sabíamos nosotros que organizar una fiesta de cumpleaños era tan complicado! Con las decisiones generales ya tomadas, ahora seguimos concretando, materializando y consensuando aspectos importantes, como la tarta. Queremos que todo esté a nuestro gusto, y se hizo importante decidir cómo la queríamos; las opciones eran dos (una cuadrada y otra redonda), y podíamos compararlas con una foto. Comenzamos a argumentar por qué queríamos una u otra; primero, la conversación estuvo relacionada con los ingredientes que parecía llevar la tarta, pero cuando vimos que ambas eran muy similares en esto, seguimos apreciando sus formas:
  • Ángel Montaño: esta es cuadrada, como una puerta.
  • Ainhoa: y esta, redonda como un círculo.
Conversamos entonces de cosas redondas y cuadradas, poniendo ejemplos que nos ayudan a materializar nuestras ideas y a verlas más claras:
  • Ángel Montaño: redonda como un bomba de Pokemos.
  • Ángela: redondo es así (lo dibujo en el aire con su dedo). Como una bola.
  • Ángel Minuesa: un collar también es redondo.
  • Ángel Montaño: y los pantalones (señala con el dedo el agujero por el que se mete la pierna)
  • Alejandro: como un disco.
  • Ángela:  y el reloj.
  • Pablo: y la cabeza.
  • Ángel Montaño: y cuadrado es así (lo dibuja con el dedo en el aire. Después, lo dibuja con una tiza en el corcho de la asamblea).
  • Blanca: una cama también es cuadrada.
  • Pablo: y una casa.
  • Sergio: y un sofá.
  • Ángela: y las esponjas.
  • Luis: y un sillón.
  • Alejandro: y una pared.
  • Ainhoa: y una ventana.
  • Daniela: y una pizarra.
Ahora que teníamos clara la diferencia entre la cuadrada y la redonda, decidimos votar para ver cuál nos gusta a la mayoría; usamos un osito por niño, que representa su voto. Nos cuesta reconocer qué opción tiene más votos, pues ambas tienen muchos; surge la propuesta de contarlos, pero tenemos dificultades al usar la serie numérica. Con ideas encontradas, unos van "convenciendo" a otros, y al final, todos deciden que la tarta redonda es la ganadora; una decisión real nos ha permitido hablar sobre formas y compararlas con objetos reales y cercanos para nosotros.

Tras la tarta, tenemos que empezar a preparar las invitaciones, un texto real, que se usa en cualquier celebración; tenemos claro desde el principio para qué sirven, y lo que hacemos, es ver diferentes invitaciones reales de cumpleaños para apreciar sus elementos: portada con un dibujo, contraportada con una línea de puntitos, interior con diferentes elementos escritos que vamos analizando: nombre del invitado, tipo de fiesta, día, hora, lugar y firma del que escribe la invitación.
Teniendo toda esta información, hacemos nuestras propias invitaciones, pero antes, decidimos que la fiesta será sólo para los niños, niñas y la seño, pues somos conscientes de que no cabe nadie más en nuestra clase, que es pequeñita. Dejamos como tarea pendiente, organizar otra fiesta donde podamos invitar a nuestras familias. Cada uno, decide a quién va a invitar del resto de compañeros, y es sorprendente cómo todos son tenidos en cuenta, ninguno es olvidado; se pueden apreciar las amistades especiales que se van creando y que llevan a nuestros niños y niñas a elegir a su "preferido" para darle su invitación, un texto real, útil, que hemos creado con una necesidad y que nos acerca al lenguajes escrito, al que cada vez le vemos más funcionalidad.
La semana que viene, tenemos que hablar de las velas, la comida, los juegos y las canciones.

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