martes, 5 de noviembre de 2013

PIEDRAS Y PALOS.

Seguimos en nuestro afán por construir un tobogán que nos permita bajar de la torre a la que queremos subir para devolverle las plumas al pájaro; y por ello, los niños y niñas han ido trayendo a clase piedras y palos, como acordamos. Conforme han llegado a clase, nos hemos ido dando cuenta de que en nuestra nota, especificábamos muy poco, por lo que hemos tenido que realizar un trabajo de selección para quedarnos con los palos y piedras más acordes con lo que queremos y necesitamos.
Con respecto a las piedras, nos dimos cuenta de que también había chinos, y que no nos servían:

  • Blanca: los chinos todavía no han crecido.
  • Marcelo: tienen que comer.
  • Blanca: les da de comer su papá y su mamá.
  • Seño: ¿y qué comen?
  • Blanca: otros chinos.
  • Ángel Montaño: no, comen tierra.
  • Blanca: pero si no tienen boca.
  • Ángel Montaño: la chupan.
  • Blanca: no tienen lengua.
  • Ángel Montaño: mueven la cabeza.
  • Seño: ¿y qué pasa cuando comen y crecen?
  • Marcelo: se hacen piedras.
Para poder apreciar bien todo esto, cada uno cogió un chino para observarlo.

  • Alberto: el mío ha movido la cabeza. Tiene hambre.
  • Blanca: pero si no tienen boca para hablar.
  • Ángel Montaño: sólo hacen "mmmm"
  • Blanca: yo no escucho nada.
  • Seño: si queréis, podemos llevarnos uno a casa y vamos viendo si crece o no.
Decidido que no son chinos lo que necesitamos, entre todos vamos colocando las piedras en una caja y los chinos en otra. Es complicado, pues seguimos el criterio del tamaño, que en este caso es muy relativo y subjetivo.
Tenemos además, un material que no habíamos pedido, y son unos tacos de madera que trae Mar; ella nos cuenta que son "cuadrados" y que nos pueden servir, así que los guardamos.
Pasados unos días, retomamos el tema, y hablamos de cómo está nuestro chino; hay respuestas variadas. A algunos, el chino les ha crecido (lo cual da pie a hablar de lo posible y lo imposible, y a buscar explicaciones que tienen que ver con la magia y los superpoderes de algunas mamás, capaces de dar vida a los chinos).
La caja de piedras está llena, y Marcelo dice que pesará 1 kg.; se ve capaz de cogerla, y lo intenta. Le siguen otros niños y niñas, que al coger la caja, calculan cuánto puede pesar. Comparamos su peso con el de la caja de chinos, y apreciamos que esta última pesa menos. Para recordar todo lo que hemos hecho, lo recogemos por escrito.

LAS PIEDRAS. on PhotoPeach
Igual que de las piedras, teníamos que hablar de los palos; había de varios tipos, así que consideramos oportuno clasificar.

  • Ángel Montaño: este es de médico.
  • Carmen: no, eso es una tirita.
  • Ángel Montaño: no, son palos para mirar la garganta.
  • Ángeles: los palos de médico.
  • Blanca: no es una tirita, es un palo. Los palos son duros, y las tiritas están suaves.
  • Ainhoa: son palos de médico porque los traje yo y me los dio el médico.
  • Carmen: los que trajo Mar tampoco son iguales.
  • Ángel Montaño: y eso es un trozo de pared rota de colores.
  • Pablo: no, es una piedra.
  • Alejandro: es un trozo de tierra para arreglar los trozos de piedra.
  • Carmen: lo he traído yo, y es un trozo de pared de mi casa. lo he traído porque nos puede aservir para construir la escalera del tobogán.
  • Marcelo: los palos pequeños no nos sirven para hacer el tobogán, porque nosotros queremos hacer un tobogán grande.
  • Ángel Montaño: pero los pequeños pueden servir para hacer un tobogán grande, porque se pueden poner para hacer las patas.
  • Marcelo: los palos del tobogán del patio son grandes.
Comenzamos entonces, a ponerles cualidades a los palos que necesitamos para nuestro tobogán; la premisa más importante, es que sean palos duros, que no se rompan ni se partan. Vamos comprobando y quedándonos con los que no se rompen; nos sorprenden algunos, como el palo de una piruleta, que no se rompe aunque es pequeño, y nos permite doblarlo y desdoblarlo, comprobando que recto nos recuerda a unas cosas, y curvo, a otras. Los palos de médico sí se rompen, así que no nos sirven.
Probamos ahora con los palos de Mar, pero antes de hacerlo, debatimos sobre si se romperán o no; hay opiniones variadas, y conforme vamos comprobándolo, vemos que todos se rompen.
Una vez que probamos con varios palos, intentamos extraer una idea que nos permita generalizar: los palos que se rompen son "pequeños", y los que no se rompen, son "duros, grandes, largos y fuertes". Por tanto, nos quedaremos con este último tipo de palos, que nos permitirán construir un tobogán que no se rompa. Para no olvidarlo, lo anotamos, y en pequeño grupo, vamos comprobando uno a uno todos los palos para quedarnos sólo con los duros.
Durante todo este proceso, nos van llegando plumas diferentes, que por su apariencia, no creemos que sean de nuestro pájaro; Ángel Montaño y Ainhoa traen plumas de avestruz y las comparamos con las que ya tenemos.
El proceso nos sigue enriqueciendo; vamos tomando decisiones, resolviendo dudas, justificando respuestas y llevando a la práctica nuestras ideas.
Ahora, comenzaremos a intentar construir el tobogán; ¿sabremos resolver las dudas que nos vayan surgiendo? ¡Os mantendremos informados!


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